El cambio que provocó la inmigración italiana en la vida cotidiana argentina es demasiado grande y por eso, inabarcable.
Las pastas y la pizza, las reuniones familiares de los domingos, las expresiones faciales, los modos de relacionarse con el otro, el estilo de vida, la manera de trabajar.
Las costumbres italianas en la Argentina funcionaron, en un comienzo, como el marco cultural que suavizó el dolor del desarraigo, creando las condiciones de "Italia en el Plata". Con los años, los hijos de aquellos inmigrantes italianos desarrollaron su propia cultura, reaccionando muchas veces contra las normas de los padres, pero portando inconscientemente las marcas del proceso inmigratorio.
Esas señas perduran.
Son el andamiaje de nuestra vida cotidiana, son los remanentes de una época, una herencia que el Argentino asume con naturalidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario